Noise doom contra todas las encarnaciones de la normalidad
Son como un enjambre ciego de éxtasis el alud de temas pop, pachamamámicos y espinosianos con el que han tratado de embriagarnos de nuevo en la última macabra mutación de la normalidad. Tríos llenos de rebosante juventud, himnos y cantos corales con los que sofocar los gritos del auxilio de los que perecen en el nuevo gehena. Sin embargo, culpable soy de cruzar las fronteras cenobitas entre el placer y el dolor y retorcerme ante este nuevo y modesto leviatán musical que, como si de un vampiro psíquico tifoniano se tratara, devora con sus remixes todas esas ansias de vida.
Para los que han vivido encierros lovecraftianos y soledades ligotistas, esta nueva one-man band nos ofrece una alternativa para disfrutar de grandes temas pop desde esa mustia, distópica y corrupta orilla en la que mecen algunos de sus oyentes. Versiones ralentizadas y distorsionadas de grandes éxitos para paladear como si fuéramos primigenios que han encontrado un viejo casete cuya mera escucha ya produce distorsiones materiales.
En el cruel universo de Pinhead y los cenobitas, estoy convencido que habrá buenos vinilos hechos de carne y altavoces de entrañas para bailotear mientras torturan a sus ingenuas víctimas. E incluso las creaciones de Clive Barker aprecian las fuerzas telúricas de Leonard Cohen y ABBA, pero al igual que el oyente para el que va destinado NARCOSIA, necesitan de un filtro maligno para no ensuciarse de vitalidad.
Por si no fuera suficiente, actualmente cuentan en su bandcamp con tres discos más, entre los que figura el EP Spanish Way, con una selección que quiere hacerle justicia a la depravación mesetaria y a la más que justa visita que nos deben los cenobitas, a ver si acabamos ya con cualquier atisbo de maldita normalidad.
¡Dolorosa vida eterna a Narcosia!
